lunes, 5 de enero de 2009

EL PARQUE II

El parque a estas horas es como un escenario de algún teatro. Tan real como el olor del cartón piedra recién pintado, del olor rancio de sus sillones...tan ficticio como la representación de las vidas que caminan solas de aquí para allá entre la hojarasca. Late, como el corazón de un pobre enfermo, descompasado, aterrorizadamente rápido a veces, taquicárdico. Pero hay momentos en los que su latir, discurre en un suspiro hecho de aire...entre las ramas de los chopos.. y se esfuma en el momento, en el que se esfuma la risa del último niño.

Sólo se oye el susurro acompasado de la grava fina bajo mis pies... como un llanto que se pierde entre la fría humedad de mis pasos. Las barandillas metálicas, desgastadas ya por el candor de las manos de tantos niños, se muestran austeras a mi vista...no, no quieren que las mire, no está hechas para ser vistas por estos ojos tristes... están hechas, quizás para que se puedan asir en ellas los hijos felices de otros. Los mios, corren ahora perdidos en otro mundo.... otro mundo donde, quizás los parques estén siempre resplandecientes, bajo un sol primaveral...un mundo en el que sujeto sus manos y empujo el columpio que les hace sonreír en una eterna carcajada que el viento no puede llevarse.

El aire es muy frío esta noche, cargado de humedad, el ruido de los motores quedó atrás...en el parque no cave si no el susurro de la grava... y mi soledad, el estruendo inconmensurable de mi soledad
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