jueves, 2 de octubre de 2008

EL SILENCIO

¡El silencio!,
Cual ladrón;
Cual raudo carterista;
Cual brisa inesperada,

Borradora de recuerdos;
Tachadora de palabras,
embaucadora,
mentirosa.

Transparente velo helado,
que duerme la memoria;
Asesino de palabras,
que se quedan
en la punta de la lengua.

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¡El silencio!,
se llevó tus opiniones;
tus risas,
tus inesperadas risas nocturnas,
tus carcajada.
Como una ola se lleva una vida;
Como el mar,
se traga barcos enteros,
como el tiempo nos engullirá a todos,
tarde o temprano.

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¡El silencio!,
se llevo tu tacto,
hecho de tantos cuerpos tocados.
Nacido de miles de caricias en tu piel.
Parido del placer mismo,
que un dia te toco,
y te llenó;
y que sentí nacer en mi,
cuando tu;
como un niño entusiasmado,
como un viejo desbordado ante mi.
Viste mi cuerpo desnudo.

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¡El silencio!,
se llevó el sonido,
el estruendo de tu pelo
bajo mis dedos;
albredrio de ojos
que se miran en silencio.
Ternura comida a gritos,
notas tan profundas como el tiempo,
tan ligeras como la melodia,
suave,
de aquel poema tuyo
cantado por mis labios.

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¡El silencio!,
se llevó la dulzura de tus años,
de tu piel madura.
Se llevó ...
(Como ni el olvido ...
puede llevarse,
el sabor de mil poemas de amor,
bebidos... de un solo trago).
Se llevó
la sal de mi boca ...
de mi bahía,
y dejó el puerto desnudo e insipido,
y moribundos los peces
y hambrientos los pescadores.
Y las gruas,
paralizadas,
yermas para siempre.

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¡El silencio!,
cual destello
inesperado,
de miles de supernovas;
cual asesino;
cual puñal rasgador de ojos.
Endido en los mios,
se llevó tu imagen,
¡ya no la recuerdo!.
Cual colocador de monedas,
incluso habiendo vida aun en mis parpados temblorosos,
quiso hacer ya su trabajo.
¡Ya no recuerdo tu imagen!.

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¡El silencio!,
cual 'Anival',
se comió mi pituitaria;
y se esfumaron,
de golpe,
aquellos olores de flores de mi infancia.
¡De los campos de mi tierra mojada!,

del deseo,
sostenido ...
por las minusculas ...
gotas de sudor,
que resbalaban por tu espalda.

Del frenesí,
del almíbar.
Perfume de azahar,
llegado a mi desde tu aliento.

Desesperado,
ardiente.

Aroma de pecado,
...¡tendido a mi por querubines!.

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¡El silencio!,
Como asesino benevolente ...
en el último segundo...
...se quedó a mi lado.

¡Triste!,
al verme tan sola.
Como secuestrador secuestrado;
como tan lleno de tí,
que no pudiera ya,
levantar el vuelo.

¡El silencio!
Ya que tu te fuiste...
... ¡él se quedó a mi lado!.

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