jueves, 14 de mayo de 2009

Perdí mi espejo...

Había una escalera
y una figura anclada en mis ojos
había un instante
*
Mi cárcel era tu ausencia
o yo misma quizás
o la oruga que reptaba despavorida
bajo mis pies
*
El tiempo arrastraba las hojas caídas
tirando del fino hilo de los acontecimientos
del espejo, tangente
a los ojos que me miran sin verme
*
desnudándome en un segundo
de mi envoltura viscosa y etérea
dejando a la luz mis huesos
¡mis frágiles
mis volátiles huesos
de madera de títere astillada!
*
El tiempo
estirando la ausencia
hasta hacerla infinita
¡el delirio!
la agonía de las cosas agónicas
mi nombre mismo
*
Arrastraba de la brizna
de las sombras de un perfil indeciso
arrastraba de un horizonte
haciéndome rodar sobre la grama punzante
del presente perfecto
*

No te conozco señor invisible
¡eres tan parecido a aquella niña asustada!
la desconocida
la expectante dama hecha del viento
del suspiro de la caracola

3 comentarios:

Enrique M. dijo...

Hacer entender con un espejo el peligro de la desaparicion.

Anónimo dijo...

Hey, sigues perdida en tu reflejo?

Se te echa de menos...

Julio Castelló dijo...

¿Madera de títere...? ¿Astillada?
Solo si eres tú quien sostiene el hacha.