viernes, 13 de marzo de 2009

Esta noche... ¡estás tan bella!

Comienzo a subir la cuesta de asfalto que asciende hasta lo más alto del verde oscuro. En estas horas breves tan parecidas en su color y sus sombras a aquellos sueños de antaño... que me mostraban, quizás una existencia venidera... en estas horas transcurren exentos mis pasos. Puedo notar el tacto de la calle bajo mis pies, puedo notar el viento dentro de mi... y el frescor del duelo de las horas muertas convertidas en el beso del amante, aún libre.

A la derecha del camino gris, se extiende el verde, hecho alfombra fina y oscura. Los árboles clavados... alineados con precisión milimétrica extienden sus ramas desnudas y blancas... blancas, blancas... arriba la oscuridad. Ellos son como un ejercito, que me acompaña en mi camino, recibiendo revista... son silenciosos, pero tienen oído fino... y están alerta una noche más.

El camino sigue la única dirección que siempre tuvo... sigue pidiéndome un aliento más... sigue ascendiendo para poder existir, para poder conducirme a aquel sitio mágico y cambiante, lleno de luces y sombras, distinto en cada ocasión.

Hoy la noche se vistió de lavanda oscura... hoy la noche las hizo palidecer. Ellas brotando en hilera a lo largo del camino, exaltadas, asustadas... entre los bancos y la luz de las farolas... quedaron pálidas, hoy el cielo las besó tan fuerte, que se llevó sus labios lilas con él.

El camino prosigue... como todas las cosas en esta vida, prosigue lento, prosigue sabio... como yo quiero. La suavidad dorada es ahora el camino... ya no es duro, ni terco el camino... ahora se tuerce ligeramente a la derecha en una amplia curva si fin... ahora comienza el espectáculo, un suspiro se clava en mi pecho... ¡nunca te había visto tan bella amada mía!... ¡nunca!.

Tu luz... ¡esa luz color lavanda tan cálida!... nunca habían visto este color mis ojos, nunca habían visto colores nuevos, al menos desde hace tanto tiempo, que ya casi no recordaba.

Abrazando el camino a su derecha, un muro gris... telón esférico del horizonte estrellado de aquella gran ciudad. Si colocas tus manos sobre él... y atisbas el mar destelleante y sientes la brisa... sentirás la fuerza del buque... con sus portezuelas para cañones iluminadas y sus mástiles de palmeras...

Si cierras los ojos, sentirás el vaivén de las olas meciendote, el vaivén de la vida... que por constante... olvidamos a veces o lo ignoramos tercamente... como si de ese modo impidiéramos que así, nos arrastre a otro rumbo, que sin duda desconocemos... un rumbo que será nuestro camino... aunque no queramos... porque es más fuerte nuestro designio que nosotros mismos.

Ese color... ese color despierta sensaciones que nunca antes existieron. Sensaciones lilas, del color de los labios lilas de mi amada... en otra vida quizás... que ya no recuerdo. ¡Estas tan bella esta noche!... Esta noche, se que tendré que partir a mi hogar, se que ya nunca más te tendré a ti... 'esta noche en mis pupilas lilas', se que eres la noche más bella... pero te tengo que dejar partir para que seas eterna... para que no te partas... cerraré los ojos y me mecerme en tus olas y seguiré este rumbo con la marea que me arrastra rauda.

No hay comentarios: