Aquí junto a ti, en Barcelona; he aprendido cosas de la vida que no sabía...sobre todo a recordar...y a no mirar mucho más lejos de los dedos de mis pies. A veces recordar duele, pero otras es lo único que nos queda. Mirar un momento atrás, para poder, luego, mirar hacia delante y encontrar de nuevo el camino.
Y hoy recuerdo aquella época de mi vida en que te conocí...
Mi piso era grande, diáfano y con una ventana con muy buenas vistas al puerto. Algunas noches de insomnio transcurrían tras esa ventana.
Tendida, una larga soga.... 'mi melancolía', que atada a mi cuello; colgaba a merced del viento, allá abajo. Las gaviotas, expectantes, curiosas, sobrevolaban de aquí para allá, en vuelos rasantes. Animándome una y otra vez a que diera fin último, a mis oscuros propósitos.
Al fondo, el ruido de los ferrys y el olor intenso a sal en el paladar.
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