jueves, 11 de septiembre de 2008

LA CENA

Todos los días le hacía la cena obedientemente, puntualmente. Cortaba con el cuchillo, bien afilado... un trozo de costillar, un antebrazo o una jugosa porción de muslo; lo freía con abundante aceite y lo servía muy hecho, como a él le agradaba.

Todos los días le cocinaba un trozo de ella misma.
Hay tantas mujeres muertas cocinadas y devoradas lentamente.

1 comentario:

Julio Castelló dijo...

Me ha impresionado. Lo peor es que es cierto.